Aunque "tener cerebro de pájaro" o "ser un cabeza de chorlito" significa no tener inteligencia en varias culturas, ciertas especies de aves dan pruebas de capacidades cognitivas relativamente elevadas. Las especies de Corvidae tienen fama de ser las aves más inteligentes; los loros son también capaces de demostraciones sorprendentes, pero con bastante disparidad entre las especies. Por otra parte, es difícil definir el término "inteligencia" y también el distinguir aquello que es parte del dominio de lo innato o del dominio de lo adquirido, y por lo tanto de evaluar sus capacidades de razonamiento.
Las aves son capaces de aprender; se sabe por ejemplo que los cucos aprenden los cantos de sus padres adoptivos o que los cuervos hacen su aprendizaje imitando a sus semejantes. Sus capacidades más comunes son ciertamente la representación espacial (que les permite orientarse, reencontrar sus fuentes de alimento o construir nidos sofisticados) y la capacidad de comunicación.
Se ha observado igualmente a aves capaces de "medicarse", por ejemplo al ingerir arcilla para combatir los efectos nefastos de toxinas alimentarias.
Ciertas facultades son prácticamente únicas, el abejaruco verde chico es capaz de "meterse en la cabeza" de sus predadores, es decir de calcular lo que el predador puede ver o no.
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